La sensación de que me falta algo aparece, conformada por olores e imágenes, de la lluvia entre los lirios y la galga entre los brezos. La eterna urbanita no quiere estar aquí y añora recoger leña húmeda entre los brazos desnudos y tender sábanas blancas bajo el frío cielo. El sonido del viento oscuro en la noche, entre los pinos vivos, cada cual con sus propias voces y el crujido de las ramas sobre el tejado, sobre mi cama, sobre mi sueño.
Procuro no ver, procuro no mirar,lo que no puedo tener. Nada más fácil al atardecer, al fin y al cabo, en esta hora, los dragones no pueden ver.
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